miércoles, 17 de noviembre de 2010

Bielsa, el laburante (Todos roban)


El día ya amenazó con ser eterno. Así que acá estamos de vuelta, quemando tiempo y neuronas.
Hoy el mago Yin está raro, como el clima. No me pesca, está como ido. Su sonrisa burlona y sus gases ocasionales no lo acompañan, y en su lugar le han dejado una amargura que parece no detenerse en el suelo, hacia donde ha apuntado su mirada todo el día. “Bielsa… qué cagada” me dice, y mueve la cabeza. Yo, que vengo llegando de un almuerzo con un actor amigo, y pienso en cómo terminar el libreto de esta noche, trato de sintonizar con su amargura. “Se va”, le digo subrayando lo obvio. Yin abre la ventana y mira el Paseo Ahumada, el mismo que durante el mundial era una caravana de banderas rojas. Entra una ráfaga de aire caliente. Bajo a la calle por una Coca Cola helada, y un viejo lee los titulares del diario. Sus lentes reflejan “Adiós a Bielsa será a estadio lleno y reprimirán a los que hagan ‘cara pálida’”. Aspira el humo de su cigarro y murmura… “Bielsa, qué cagada”.


El laburante
Al Negro le gusta hablar con los taxistas. En Argentina, es un deporte casi tan entretenido como el fútbol del fin de semana. Por eso, mientras tratamos de que el eterno camino entre Ezeiza y nuestro hostal pase rápido, se pone en plan de periodista a conversar con el hombre tras el volante. Si es que se puede llamar conversación a las preguntas cortas y abiertas del Negro y las respuestas expresivas del chofer.
“Y qué pasa con el Diego”, dispara mi amigo a quemarropa. “Naaa, el Diego se fue. Fue un gran jugador, pero nada más. Como técnico no tenía nada que hacer. El chabón no quería entrenar, no laburaba, ¿viste? Pero como era amigo de los Kirchner, Grondona lo puso ahí. Después no lo podía sacar, a pesar de que el chabón lo reventaba en las entrevistas”.
“Y Charly, cómo está”, vuelve a la carga el negro. “Ese es un genio”, dice y se acompaña con la mirada en el retrovisor. “Ahora está más recuperado… hasta gordito”, ríe luego y enciende la radio. “Esta toca buen rock”, asegura experto.
“Y el problema acá es que todos roban”, nos dice, cuando el Negro le pregunta por el gobierno. “No hay ningún político en la Argentina que no haya robado. No tenemos a quién elegir… todos roban, che. Al menos ustedes tienen a ´Pineda´, y el cambio no es tanto”,  se lanza, en plan de analista. “Por lo menos los Kirchner hicieron algo… ojalá esta mujer siga. Los que más robaron acá fueron Menem… bueno, y la Bolocco”, dice con una sonrisa incompleta.
“¿Y Bielsa?” nos pregunta ahora él. “Ese sí que es uno que sabe, ¿eh? Es un tipo que labura, viste, un laburante de verdad. El hombre se toma el trabajo en serio. Yo le tengo mucho respeto a Bielsa. Él no roba. ¿Por qué no sigue en Chile?”, dice.
El silencio y final del camino nos salvan de una respuesta que no tenemos.
“¿Cuánto es?” le pregunto al Negro. Le deslizo los 210 pesos argentinos al chofer, que los cuenta. Mi amigo trata de que el taxista lo pase a buscar el día siguiente a las 4 de la mañana, para ir al aeropuerto. El tipo, algo nervioso, le dice que no puede. Ya en el hostal, le pido que me dé su parte de la tarifa. El Negro no lo puede creer. “La tarifa eran 110”, asegura. Yo le juro que le escuché 210. El taxista no dijo nada. Nos quedó más que claro: “todos roban, che”.

4 comentarios:

  1. Recuerden que cada vez que pinchan uno de los avisos de la página están colaborando a que nos hagamos millonarios para el tricentenario... éxito!

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  2. Anónimo9:06 p. m.

    Todos roban...Hasta el supercomediante...Gran historia!

    El Negro

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  3. Joyita de final...

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