jueves, 31 de marzo de 2011

Prende la tele (o cómo conseguir autógrafos de los ídolos de infancia)

“Pasaran los días, pasaran los años. Nuevas ilusiones, otras despedidas. Pero a ti, olvidarte nunca, si juré contigo… olvidarte nunca”. Es verdad que hace rato que no les dedicaba unas líneas, amables lectores y gente buena. Durante este tiempo, el centro de Santiago, donde está ubicado mi actual trabajo, ha cambiado poco. El calor se cuela por las persianas y la gente pasa y pasa siempre tan igual, mientras mis tiempos libres se han diluido como lo hacen las siete dosis de leche en polvo en los 210 ml de agua tibia de mi rubio y furiosamente lactante hijo. Los días se hacen noches, las noches días y las horas faltan, así como el talento en cualquier farandulera, para todo lo que no sea hacer lo que uno “tiene” que hacer. Pero así como los vicios, el sabor de las empanadas y los futbolistas en el extranjero tienden a volver, acá estamos.