martes, 27 de julio de 2010

Dulces sueños (Nothing's gonna change my world)

Llegaste. Con todo y sin nada.
Todo fue tranquilo, natural y en paz, como si fuéramos a buscarte a la casa de amigos, o a recibirte luego de un viaje. Un viaje de quince años que comenzamos con tu mamá cuando éramos casi niños. Te conocimos, y fue como si tu carita estuviera en nuestros recuerdos desde siempre. De a poco nos reconocimos en tus detalles más simples, en los rinconcitos de tus ojos y tu nariz respingada, en las formas de tus dedos, en tus orejas coloradas.
Llegaste peinado, blanco como el papá y bello como la mamá. Un día 2, pasadas las tres de la tarde, cuando Los Beatles cantaban "Across the Universe". Por alguna razón elegiste la canción entre muchas que grabamos con tu mamá la noche anterior. "Nothing's gonna change my world" repetía Lennon cuando por fin hiciste tu entrada a nuestra familia, como con una declaración de principios desde el día uno.
Tu hermana te vio por primera vez a través de una ventana, mientras yo te tenía en brazos, disfrazado de doctor y aún sin atinar siquiera a sacarme la mascarilla. Su cara se iluminó cuando por fin apareciste, te estaba esperando hace tiempo, mucho tiempo quizás. Tus abuelos te sacaron fotos y tú les regalaste una mirada perdida desde tus ojos abiertos.
Te cuento que estos días han estado fríos, pero que nunca te faltará calor al lado de tu mamá. Ella está día y noche contigo. Está cansada, pero siempre le sacas una sonrisa. Tu hermana trata de tomarte en brazos cada vez que puede y yo ya te senté conmigo a ver un partido del Colo. Seguramente no te vas a acordar, pero ya hemos cantado y bailado bastante. Te gusta dormirte en nuestros brazos y sonríes en los cambios de pañal... La música te encanta. Te quedas quieto escuchando con los ojos cuando suena la melodía del móvil, o cuando te ponemos alguna canción, como si tararearas por dentro. A veces nos miras con cara de pregunta, sin preguntar nada, y nosotros no sabemos qué responder. Simplemente te queremos, por estar aquí, por haber llegado y cambiarnos el sueño por las pequeñas alegrías de tu carita.
Tenemos tanto que contarte... pero para eso Martín, tenemos una vida por delante. Dulces sueños.

6 comentarios:

  1. Un hijo es mucho trabajo, poco dormir, mucha cansancio, pero sobre todo la mayor felicidad que puedo tener uno en la vida!!! Felicidades por tu hijo.

    ResponderBorrar
  2. Entonces todo y nada cambió en vuestro mundo. Por eso y lo que viene felicidades¡¡¡
    Paz

    ResponderBorrar
  3. Anónimo12:50 p. m.

    Puta, me hiciste llorar. Hermoso!
    Gonzalo.

    ResponderBorrar
  4. Precioso.
    Se me erizaron los pelos.
    Cariños a la hermosa familia.

    ResponderBorrar
  5. Anónimo8:28 a. m.

    hay amigo...los niños siempre vienen a cambiarnos todo nuestro mundo interior y exterior.
    hermoso relato
    Un abrazo.

    Vivian Aedo

    ResponderBorrar